Hay un momento en la vida en el que necesitamos hacer algo más que trabajar y cuidar nuestra alimentación.
Pero parece que ese momento no llega hasta que nuestro cuerpo nos avisa.
Estamos demasiado ocupadas, pasamos horas frente al ordenador o en la oficina, queremos llegar a todo y pensamos que nuestro tiempo es tan escaso que vamos dejando el ejercicio para el final. Sin darnos cuenta de que, para mantenernos activas, con fuerza y con salud, tenemos que priorizar y buscar momentos para nosotras.
Más allá del running, el aerobic u otros deportes clásicos.
Cuando empezamos a notar que nos cuesta agacharnos, incorporarnos, estirar los brazos para coger un vaso de la encima o descansar por la noche, entonces buscamos remedio.
Y cuando cargamos todo el día con esa “mochila” en la espalda, como si tuviéramos que llevarla siempre puesta, con dolores que son cada vez más frecuentes, o cuando nos levantamos con una rigidez en el cuello como si hubiéramos dormido sobre un ladrillo…
Entonces nos preguntamos si el pilates es tan efectivo como cuentan las más adictas.